Ahí
está Yasu desde hace una hora observando el reloj sin apenas pestañear.
-Ya
debería haber llegado…- Un bostezo se le escapa. Acaban de dar las 4 de la
mañana, justo la hora a la que Ryo debería llegar a Japón.- Había quedado en llamarme…
¿se habrá olvidado?- Sin pensarlo dos veces coge el móvil y busca en la lista
de contactos el teléfono de su amigo.
-“El teléfono marcado no se encuentra
disponible…”.- Antes de que la máquina termine la frase cuelga el
teléfono.- ¡¿Qué acaso quieres que mañana vaya a trabajar sin dormir?!- Le
grita al teléfono en reproche y acto seguido vuelve a llamar.
-“Señores pasajeros,
manténganse en sus asientos y abróchense los cinturones, estamos a punto de
aterrizar.”-
A la voz de la azafata, Ryo se estira y se abrocha el cinturón, mirando por la
ventana del avión su tierra natal, la cual hace 4 años que no pisa.
-Te
extrañaba…- Una sincera sonrisa se le escapa al recordar su vida en Japón. Una
sonrisa que jamás le mostrará a nadie simplemente por el puro orgullo de no
verse débil.
Pasear
por el aeropuerto también le trae recuerdos pero estos son borrados en el
momento que ve a Reiko saludándole en la distancia.
-¡Ryo-chan!-
El grito resuena en todo el espacio. En cualquier otro momento eso le habría
hecho sentir vergüenza pero en este preciso instante su sonrisa se hace enorme.
Corre
por el aeropuerto y cuando está lo suficientemente cerca suelta las maletas
abrazando fuertemente a su amiga. La acción la exagera todavía más levantándola
por los aires y dándole vueltas y, para rematar, la deja en el suelo y sin
soltarla todavía, llena de besos sus mejillas. La razón de tal acto es,
simplemente, la presencia de su acompañante que aunque Ryo no sabe quién es,
imagina que se trata del tal Shibutani.
-¡Ryo!-
Reiko se le queda mirando algo nerviosa por el saludo pero Ryo lo único que
hace es reír como si no se hubiese dado cuenta del acto.
-¡Ahhh,
perdona! Allí es tan común saludar así… ¡se me olvidó!- Shibutani que hasta
ahora sólo observaba con no muy buena cara decide hacer acto de presencia.
-Soy
Shibutani Subaru, tenía ganas de conocerte Nishikido-san. Reiko me ha hablado
mucho de ti.- Se nota que está en alerta. Conoce bien a Nishikido… cuando
empezó a salir con Reiko, esta no dejaba de nombrarlo en todo momento… no le
hace mucha gracia que él aparezca en la boda… pero no tiene intención de bajar
la guardia, él ama a Reiko y no piensa dejar que ella vuelva a enamorarse de
este hombre tan descarado.
-Vous
n'êtes pas ni si beau.- La sonrisa de Ryo se vuelve descarada, tan seguro de sí
mismo de que no ha entendido nada como lo demuestran las expresiones de Reiko y
Subaru.
-¿Perdón?-
Shibutani suelta una pequeña risa nerviosa, no habiendo entendido nada pero aún
así sabiendo que lo dicho no es nada bueno.
-Ah…
de nuevo lo he vuelto a hacer, perdona, perdona.- Aunque en realidad no lo
siente en lo absoluto.- Decía que es un placer conocerte.- Reiko… la chica que
conoce a Ryo como la palma de su mano, es la única que no se ha dado cuenta de
la mentira que acaba de decir.
-Perdona
por haberte hecho venir tan de improviso… apenas decidimos casarnos hace una
semana y nos han venido muy justos los preparativos… me preocupaba que no
pudieses venir.
-No
te preocupes, por nada en el mundo me perdería la boda de mi Reiko. ¡Has
crecido! ¿Cuánto tiempo llevamos sin vernos? ¿4 años? ¡Te extrañé mucho!- Ahí
está de nuevo atacando la paciencia de Shibutani el cual decide cortar la
conversación antes de que se vuelva más melosa.
-Reiko-chan…
todavía tenemos que ir a la estación a recoger a Tadayoshi, el tren llega en 20
minutos.
-¡Ah,
tienes razón! Tenemos que ir a recoger a su amigo…- Le explica a Ryo.-
Ohkura-san, después dejaremos las maletas en casa.- Explicación a la que no
presta demasiada atención. ¡No le interesa! Lo que es más, no se le escapa la
fulminante mirada que le lanza a Shibutani. ¡Cómo se atreve él a cortar su
conversación! Pero lo que más le molesta realmente es la maliciosa sonrisa que
este le da cuando salen del aeropuerto. Ryo está más que seguro, Shibutani
acaba de declararle la guerra. Ahora tiene más ganas que nunca de arruinar la
boda.
A
Subaru sin embargo se le está empezando a hacer graciosa su forma infantil de
ver las cosas, más que una guerra, él lo ve como un juego… se divertirá jugando
con Ryo.
-Por
cierto, ¿cómo es que has venido sólo? Creo que mandé la invitación para tu
amigo también.
-¡Oh!
Él… ¡mierda! ¡Me había olvidado por completo de él!- Ya es tan tarde… aún así
decide llamarle por teléfono, dándose cuenta cuando lo enciende de las 20
llamadas que tiene.- Ah… tan impaciente…- Pero antes de poder llamar, la
llamada llega de nuevo y, sabiendo lo que viene a continuación, decide
descolgar el teléfono sin llevárselo al oído.
-¡¿Qué acaso no
habíamos quedado en que me llamarías?!-
-Lo
siento Yasu, se me olvidó pero… he llegado sano y salvo.- Mientras intenta
calmar a su amigo, se mantiene alejado de los otros dos. Si hay algo que no le
gusta a Ryo es que los demás chafardeen en sus asuntos personales.
-¿Qué ha pasado? ¿Ha
ido ella a recogerte? ¿Le has conocido? ¿Es alto, musculoso y guapo como un
príncipe?-
A Ryo le entra la risa al escuchar la última pregunta pues Subaru es todo lo
contrario.
-No,
te dije que Reiko no tiene esos gustos Yasu… pero no puedo dejar que se casen,
no sé cómo ha podido cambiarme por ese tipo tan feo, ¡JA!-
La
llegada del tren le despista por unos instantes. No es como si le importase
quién sea el tal Ohkura ese pero el ruido del montón de gente que se acumula en
segundos no le deja escuchar muy bien el teléfono. Entonces se da cuenta del
tipo que llega con las maletas hasta donde Reiko y el otro esperan, por lógica,
se trata de Ohkura Tadayoshi. A Ryo en seguida se le abre una sonrisa de oreja
a oreja. Alto… guapo y un poco musculoso…
-¡Yasu!
¿No querías venir a la boda? ¿Por qué no coges un billete y vienes mañana a
Japón? Acabo de encontrar algo que te va a gustar.- De repente cuelga el teléfono
dejando a Yasu con la duda y se acerca felizmente al trío.- ¡Ya está! Reiko,
mañana estará aquí mi amigo.
Las
presentaciones esta vez no son exageradas, Ohkura no es su enemigo y mejor
tratarle bien si quiere presentárselo a Yasu después.
-Vamos
al coche, chicos…- Esta vez era Subaru dirigiéndose a los dos recién llegados.-
Iremos a una modista a que os diseñe los trajes que utilizaréis en la boda.
-¡¿Ah?!-
La reacción de Ryo esta vez no ha sido nada aceptable.- ¿Por qué tengo que ir a
una modista? Tengo mi propia ropa.
-Ryo-chan,
ya sé cuál es tu ropa y no, no quiero que vayas así a mi boda, ¿de acuerdo?- Es
Reiko la que habla esta vez. A Ryo le entran ganas de responderle pero debe
aguantarse, ponerse a discutir con ella ahora será como perder muchos puntos a
la hora de frenar la boda.
-Está
bien, pero que sea rápido, estoy cansado del viaje y sólo quiero volver a casa.
-¡Oh!
Será rápido.- Todos se echan a reír por lo que Ryo no comprende la gracia del
chiste… al menos hasta que el coche arranca.
-Waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!
¡Estás chiflado, frena! ¡SHIBUTANI!- Subaru conduce pero no parece prestar
atención a las peticiones de Ryo. Reiko y Ohkura empiezan a reirse.
-No
seas exagerado, no es para tanto Nishikido-san.- Es Ohkura quien responde y en
este momento Ryo habría deseado no haberle dicho nada a Yasu. Todos estaban
ahora en su contra, ¿cómo era que había llegado a esa situación?
No
obstante, es cierto que van rápido pues no tardan nada en llegar a la modista y
esta no hace más que tomarles las medidas a ambos chicos antes de mandarlos a
casa.
-
Yo me voy por aquí, el hotel queda cerca.- Ohkura saca su hermosa sonrisa
principesca que, según Ryo, haría caer rendido a Yasu en seguida, y se despide
de ellos. En realidad es un alivio tener un enemigo menos en casa ya que Ryo sí
va a dormir con Reiko y Subaru durante toda la semana…
La
malévola sonrisa se hace presente de nuevo pensando en algún que otro platillo
que podría cocinar fácilmente para esos dos tórtolos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario