Allí estaba nuevamente, podía ver esos ojos color miel aún
con ese antifaz que llevaba, hace una semana que no lo veía pero lo recordaba
como si fuera ayer.
Hola… te estaba buscando a tí, no te ví en el salón
principal esta vez, por eso vine aquí –le acaricié la mejilla para sentir su
suave piel, no sé si esté haciendo bien en hablarle porque me dí cuenta
que las personas que vienen a estas fiestas más que nada vienen por sexo sin importar más,
es lo que me pasó la última vez, el desapareció luego de nuestro encuentro, "tal
vez solo deba ir directo al punto y empezar la faena de una vez antes de
aburrirlo", pensaba-
Lo apoyo en la pared buscando juntar sus labios con los
míos, chupo suavemente su labio inferior y con cuidado meto mis manos por
debajo de su camisa acariciando ese dorso, me encantaba tocarlo, tiene una
figura que provoca nunca soltarle, estaba ansioso por más.
Espera un poco –me detiene parando mis manos de tocarle- ¿No
quieres conocer un poco más del castillo? –me pregunta con esa voz grave que me
despierta todo lo salvaje que puedo guardar en mi interior. Claro que quería
conocer más del castillo, pero sobretodo quería conocer más sobre él-
Sí, me gustaría conocer más de este lugar –le afirmo y
acaricio su caballera-
Entonces ven conmigo –me toma de la mano y me lleva por una
escalera al final del pasadizo, subimos con cuidado de no caernos ya que estaba
algo oscuro, eran escaleras muy largas pero finalmente llegamos, el abrió una
puerta y entramos al lugar…era una alcoba, una muy bella alcoba con una cama
tan grande digna de un rey, hermosas sabanas la cubrían y un techo de cortinas
hechas de una muy fina tela blanca, me aproxime a una de las ventanas para ver
que tan arriba estábamos, y pude notar que estábamos en lo más alto de una de
las torres de ese castillo-
¿Cómo encontraste este lugar? –le pregunté muy curioso
mientras me sentaba a un borde de la cama, con mi mano hice una señal para que
se sentara a mi lado a lo que el obedeció-
Ahora puedo verte mejor, ¿eres el fantasma de la opera esta
vez? –sonríe, acaricia mi mejilla del lado derecho, ese que la máscara no
cubría- Estuve buscando un lugar diferente para ambos, el pasadizo no es cómodo ¿no crees?
Él tenía mucha razón, en el pasadizo no pudimos movernos con
la libertad que queríamos, sin embargo estoy seguro que esta vez será muy
diferente, quería ponerme un poco más cómodo, así que me quite la capa
colgándola en uno de los colgadores que se encontraban empotrados en la pared-
el subir me ha dado algo de calor- regreso a su lado mirándolo muy curioso,
realmente quería hablar más con el antes de tenerlo en mis brazos-
¿Eres nuevo verdad? –me pregunta, justamente lo que estaba
buscando, estábamos hablando, eso me gusta, así podría conocerlo mejor-
Sí, esta sería mi segunda vez aquí, yo realmente no sabía
que existían este tipo de fiestas –le digo, esperando algún comentario de su
parte-
La primera vez que te ví…fuiste el único que no se me acercó
a pedirme algo de sexo, solo te quedaste mirándome desde tu asiento con una copa
de vino….yo te estuve observando en todo momento –se quita la capa también
dejándola a un lado de la cama, el también empezaba a ponerse cómodo, y lo que
me dijo me sorprendió, él se había fijado en mí tanto como yo en el-
¿En serio? Eso me halaga mucho, porque habían muchos hombres
y mujeres de buen porte admirándote, eres de esas personas que en primer
momento llaman mucho la atención –le miré a los ojos e intento levantarle el
antifaz, quería verlo y apreciarlo mejor, no podía resistirme a hacerlo, pero
el rápidamente me detuvo esquivándose a mi acción-
Pues a mí me parece que el que llama más la atención eres tú
–acaricia mi pecho encima de la camisa- ¿Cuál es tu nombre hermoso caballero?
–me pregunta a lo que me pierdo aún más en su mirada luego de haberme dicho
eso, fui tan tonto que le dije “Subaru” y no el apodo que debía decirle, si
Nishikido se entera de esto, ¿es capaz de mandarme a la horca?. No sé que
castigos se dan en este lugar si cometes alguna falta- Me gusta tu nombre, va muy de
acuerdo contigo… ¿sabes? Lo que más me ha gustado de ti son tus bellos ojos
redondos y cómo cambian cuando sonríes, la manera en que me miras en cada
momento, eres muy diferente a todos aquí –me deja un tierno beso en los labios-
gracias por ayudarme la ultima vez, llegaste en el momento preciso, porque te
seguí luego que saliste del salón y no me dí cuenta que esos tipos me seguian a mí-
No quiero imaginar lo que esos tipos te hubieran hecho si no
llegaba a tiempo, no me gustaría que nadie te hiciera daño, eres muy hermoso
para que te fuercen de esa manera –le devuelvo el beso acercándome más a el, le
acaricio la mejilla con una mano y con la otra lo recuesto en la cama sin dejar
de besarle, el se dejaba completamente por mí, me encantaba que fuera tan sutil
y la forma en la que me hablaba halagándome hacía que me prendiera más, me
decía “hermoso”, le gustaban mis ojos y estaba agradecido de que lo salvara, el
no me hacía sentir nada mediocre, el realmente me levantaba en un pedestal-
Subaru…-me dice entre besos, estaba escuchando mi nombre
salir de sus labios y me gustaba, era hermoso, me alegra decirle mi verdadero
nombre ¿pero como debo decirle a él? Soy tan idiota que no le pregunté su
nombre –
¿Sí?...¿Cómo te llamas tú encantador y misterioso hombre?
–le pregunto-
Llámame cómo quieras, no tengo un nombre aún, no he pensado
en ninguno para mí, Subaru –me sonríe esperando en serio que le diera alguno,
pero no tenía alguno en mente en esos momentos, aunque el me hacía recordar a
un delicioso pan, de esos que te atraen con su aroma de recién horneados, y que a todos se les hace agua a la boca de solo mirarlos, a los
que te haces adicto y no quisieras dejar de comerlos o que se acaben –
Croissants –se me sale de los labios sin pensarlo más-
¿Ehhh? –ríe muy divertido luego de escuchar su nombre, parece
que le había hecho mucha gracia, su risa era algo escandalosa, parece que estaba
descubriendo esa parte de él que quería ver, además no pude evitar reírme también,
su risa era muy contagiosa- Me gustan los croissants también, a veces los baño
de mantequilla o chocolate, son muy ricos ¿es por eso que me pusiste así? ¿te
hago recordar a un croissant? -me pregunta algo entusiasmado, parecía que la comida lo entusiasmará mucho-
Pues…eres igual de delicioso que un croissants y eso que no te
he puesto mantequilla o chocolate encima –no pude evitar lamer mis labios luego
de decir eso, me lo estaba imaginando, podía comérmelo por completo en esos
momentos –
No es necesario todo eso, tu eres mi complemento perfecto
Subaru, me gustaría entonces que me untes todo lo que tengas porque estoy que
te deseo en mí hace rato –cuando me dijo esto no lo pensé dos veces y me
abalance encima besándolo y tocándolo todo lo posible, le quite la ropa e
igualmente el me ayudo con la mía, en esos momentos era solo mío, me fascinaba
cada centímetro de su cuerpo, le hacía el amor como nunca antes lo había hecho, lo sentía gemir y decir mi nombre en todo momento, yo le fascinaba y el a mí como nunca antes me había pasado y sentí ese egoísmo de ser el único que pueda tocarlo, el único que en ese
lugar pueda hacerlo suyo-
Pasaron dos meses,
después de esa segunda vez con él, cada semana asistía a esas fiestas solo para
encontrarme con mi Croissant, esa alcoba se había vuelto testigo de
apasionantes noches, fogosos encuentros e interminables conversaciones.
Esta sería la octava vez en ese lugar, estaba en el gran
salón a espera de él, estaba en mi habitual grupo con Smith, Gum, Gonzales y el
Conde Yassan, ellos habían notado mi cambio desde la primera vez que llegué,
ahora era más fácil entablar conversación y sabía muy bien los puntos que debía
decir y cuales guardalos en secreto, sin embargo con Croissant no era así, con
él podía liberar mis problemas, contarle anécdotas , él siempre me escuchaba,
en todo momento me hacía sentir como el mejor hombre del mundo y eso me
gustaba.
Sin embargo él no me contaba mucho, era más reservado, ¿será
que estoy confiando demasiado en él?
Shigeo-san, veo que esta vez ha venido con un atuendo al
estilo de un caballero de la corte, ya no más los atuendo de vampiro o
Fantasma de la ópera –ríe divertido Yassan luego de su comentario a los que los
demás del grupo también rien-
Es mejor que venir de un plebeyo, que tal vez sea lo que
mejor me quede –comenté a lo que también rieron, excepto Nishikido, desde hace
semanas que se estaba comportando muy extraño conmigo, en el trabajo casi ni
hablábamos, me estaba ignorando completamente y aun no entendía el por qué-
Hace días que pude ver a un alto y elegante hombre pasear
por el salón, sin embargo cuando Shigeo se va, curiosamente el también
desaparece –comenta Yassan, y parece que se estaba refiriendo a mi Croissant,
¿será que se han dado cuenta de que es con el que me fugo todas esas noches?-
¿Eh? No sé de qué me habla Conde Yassan, hay muchos hombres y mujeres elegantes aquí -bebo un sorbo más de mi
copa de vino tratando de verme lo más normal posible- hay muy bellas doncellas caminando por todo el palacio también que no he podido fijarme en el hombre que me dice.
Oh, entonces debe haber sido mi imaginación, porque he visto
que llama mucho la atención de muchos de aquí, tanto que me da mucha
curiosidad, quisiera tenerlo para mí –lo dice frescamente a lo que no pude
evitar abrir los ojos como plato, el quería tenerlo, eso no podía
ser, y lo peor es que no podía enfrentarlo porque el era el generador de esas
fiestas y el que tiene más poder, es más, pasé a formar parte de la elite desde
que formé parte de su grupo. ¿Qué podría hacer?-
Bueno, si es así, Smith puede encargarse de dejarlo servido
para usted ¿cierto? –dice Gonzales mirando a Nishikido y chocando su copa con
la de Yassan. ¿Cómo es eso de dejarlo servido? No me estaba gustando nada de lo
que estaban diciendo, pero no podía hacerme notar mucho-
Es un pobre diablo, ¿seguro que lo quieres Yassan? –pregunta
Nishikido con un tono algo altanero-
Me gusta, quiero un encuentro con él en mi alcoba, encárgate
de eso Smith, yo iré a prepararme para ello, pero recuerda que lo quiero hoy
–dijo Yassan, había sonado en todo momento como una orden, ¿qué debía hacer?. Tenía que pensar en algo rápido pero sin que los demás noten que estaba interesado en ello.-
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