No había podido dormir toda la noche, solo pensaba en Ohkura
y el encuentro de ayer en ese restaurante, y pensando con la cabeza más fría
¿Por qué Ohkura era un mesero?. Ryo dijo que el tenía dinero, ¿Por qué
trabajaría como mesero? Eso no tenía mucho sentido, sin embargo lo que queda
claro es que ese mesero era él, de eso no había la menor duda.
Al día siguiente regresé a ese mismo restaurante, iba a
pedir un nimono como el que Ryo pidió la ultima vez, esta vez había ido solo y
esperaba con ansias me atendiera Ohkura.
Un mesero vino a recepcionar mi pedido, era el tal Yoshiro
nuevamente.
Buenas tardes Señor, le dejo la carta para que realice su
pedido –me dice muy amable dejándome la carta sobre la mesa-
Lo siento mucho, pero quisiera que me atienda el mesero de
ayer, quiero a Tadayoshi –le pido-
Tadayoshi solo
atiende en caso de emergencias como ayer, el es el cocinero del lugar –me dice
Yoshiro y se disculpa-
Quiero hablar con el cocinero entonces, dígale que venga por
favor –le pido a Yoshiro otra vez-
Esta bien señor, iré a decírselo ahora mismo, disculpe –se
retira antes haciendo una reverencia, estaba muy feliz, al fin tendría a
Tadayoshi cara a cara desde la ultima vez, sin embargo no pude evitar
levantarme y acercarme a la cocina a escuchar un poco, escuché que una de las
meseras habla con otra algo bajo, sin embargo pude escuchar bien lo que decían.
Ohkura-san esta algo extraño hoy –dice una de las meseras-
Sí, a pesar de ser el hijo del dueño el siempre da lo mejor
en el trabajo, sin embargo hoy está muy extraño, escuché que su padre quiere
que se case y se haga cargo del negocio –le responde la otra mesera-
Es tan guapo, me gustaría ser la afortunada que se casé con
el -dice una de ellas y ríe-
Así que Ohkura era el hijo del dueño, era el heredero de una
cadena de restaurantes, porque de estos había muchos por el país, escucho unos
pasos de regreso así que corro a sentarme nuevamente a mi sitio.
Yoshiro regresaba algo apenado- Disculpe Señor pero el
cocinero no desea hablar con usted ahora, está muy ocupado- me dice
Pues entonces déjeme ir a pedírselo personalmente, yo soy Nishikido
Ryo, soy un amigo de años de la familia Ohkura, fui compañero de Tadayoshi en
la secundaria –le tuve que mentir al mesero, el se atemorizó un poco al saber
que era “amigo de la familia” así que me hizo entrar a la cocina pero Ohkura
había vuelto a huir por la puerta trasera, así que me dirigí nuevamente hasta
allá y esta vez pude encontrarlo, era el, en ese callejón estaba Ohkura recostado en la pared con los ojos cerrados y con una mano el pecho respirando muy
rápido-
No dudé ni un segundo y me acerqué a él – Tadayoshi…- le
dije muy bajito a lo que abrió los ojos muy grande mirándome, estaba más que
sorprendido, pero ya no podía huir, estaba entre la pared y yo, no iba a dejar
que se me escape, así que antes que dijera algo acaricie sus labios para
recordarlos nuevamente, sus hermosos labios carnosos que tanto extrañaba, otra
vez los tenía cerca, otra vez los tocaba, él se avergonzó mucho poniéndose
colorado, al parecer sin la máscara tenía miedo a mostrarse, bajó la mirada.
Yo…¿por qué estás aquí?...¿por qué no está Ryo contigo? –me
pregunta aún sin poder mirarme-
Porque Ryo no me interesa, yo estoy aquí por ti, Tadayoshi,
ese es tu nombre ¿cierto? –Acaricio sus mejillas y trato de arreglarle el
cabello que caían ocultándome su rostro-
Eso no parecía la vez que los ví besándose, y luego ayer
cuando vinieron a comer juntos –me replicó ¿Estaba celoso?. Sí, realmente
estaba celoso, yo le gustaba, le gustaba como nadie, tal y como el ya me había
dicho-
Saliste corriendo ese día, no pude alcanzarte y explicarte
que Ryo es mi compañero de trabajo, ese día el estaba muy borracho, y sucedió
eso, pero créeme que no siento amor por Ryo, solo amistad –le explico espirando
que me crea-
¿Y el? ¿Qué siente Ryo por ti? –me pregunta pero esta vez
levantando la mirada, quería verme a los ojos, quería ver que no le mintiera-
Ryo…él… él está muy confundido, pero solo me importas tú, no
he podido vivir tranquilamente todos estos días, no sabes como te he extrañado,
has estado en mis pensamientos y sueños todo este tiempo –le digo, no podía
ocultarlo más, quería que supiera todo lo que lo he pensado, todo lo que lo
quiero-
Le gustas a Ryo…lo noté ese día, lo conozco muy bien
–suspira hondo volviendo a bajar la mirada- Yo también te he extrañado mucho,
tus besos, tus caricias, el calor de tu cuerpo con el mío, extraño las
anécdotas que me contabas todas esas noches, extraño abrazarte y regocijarte
con mis besos, te extraño Subaru ¿es tu nombre real? –Me pregunta-
Sí –le respondo- mi nombre es Subaru Shibutani –sonrío leve-
No hablemos de Ryo. Por favor no te alejes de mí otra vez, tengo todo el tiempo
del mundo para que me respondas…tal vez yo no sea la buena mujer que tu padre
espera para ti, pero estoy seguro que en este tiempo he podido darme cuenta de
que estoy enamorado, solo de ti –le digo y sin perder ni un segundo más beso
sus labios y acaricio su rostro, lo beso suave y lentamente, quería
disfrutar de sus labios, de todo lo que me había perdido esos interminables
días, quería amarlo, quería sentirlo solo mío-
Ese día no regresé al trabajo, me quedé todo el rato en el
restaurante esperando a que termine la hora de trabajo de Ohkura, lo llevé a mi
casa y lo hice mío todas las veces que fueron posibles, no me cansaba de
tenerlo en mis brazos, de sus gemidos, de sus suave voz pidiéndome más, de sus
apasionantes besos, de sus insaciables caricias en todo mi cuerpo, solo el me
hacía sentir así, esa noche fue todo mío, y me sentía muy feliz, más que nunca.
Era hermoso despertar con el a mi lado, me quedé un buen
rato mirándolo dormir en mi cama, la luz
de la mañana se asomaba por la ventana hacía mi cama y solo me hacía verlo más
hermoso, no pude evitar acariciarle el rostro suave y besarle sus hermosos
labios, el abrió los ojos y me miró, esa tierna mirada era solo para mí – Te
amo- le susurré a lo que el sonrío y me respondió “Yo también te amo”.
Pasó más o menos un mes desde ese día, todos los días eran
maravillosos, salía muy feliz de la oficina directo al restaurante de
Tadayoshi, a parte de que veía a ese fabuloso hombre, también podía comer
gratis la comida que preparaba con esas prodigiosas manos, realmente cocinaba
muy bien, ya se puede entender porque ese restaurante era tan popular.
Sin embargo yo seguía sin poder hacer un buen diseño en el
trabajo, tanto así que Yokoyama fue despedido y yo junto con él, no me sentía
mal, todo lo contrario, me sentía libre, ese trabajo había consumido gran parte
de mis años, yo tenía unos buenos ahorros así que podía vivir sin trabajar por
un buen tiempo.
Como cualquier día fui a recoger a Tadayoshi al restaurante,
ya todos los empleados se habían ido, el se encontraba solo en una de las mesas
con unas hojas y un lápiz, parece que estaba dibujando algo, así que me acerqué
lentamente sin que el lo notara para ver lo que hacía, y pude notar que
dibujaba algo redondo y unas letras ¿será eso un logotipo? ¿qué era lo que
dibujaba?, el se dio cuenta que lo miraba y ocultó las hojas rápidamente en un
folder.
¡Hola! –me dijo muy sonriente, se levantó y me dio un dulce
beso en los labios- ¿Cómo estás? ¿Ya comiste? –me preguntó-
No, aún no –le contesté y rápidamente se levantó dirgiéndose
a la cocina-esta vez preparé algo antes que llegues –sacó dos platos, uno con
un delicioso ramen, podía sentir el olor desde mi sitio y otro con croissants-
Dijiste que no habías probado croissants con chocolate
antes, pues esta vez los probarás –me dijo y regresó a la cocina por el
chocolate y un vaso de té dejándomelos en la mesa, se sentó junto a mí y volvió
a sonreírme, me encanta su sonrisa, era hermosa y me contagiaba a sonreir con
él, unté un poco de chocolate en los croissants y luego lo metí en mi boca-
Ohhh es tan rico – dije luego de probarlo, era maravilloso
el sabor, así que seguí comiendo y el me acompañó a hacerlo, estábamos comiendo
muy a gusto y riendo, me contaba las cosas que habían pasado en el restaurante,
yo lo escuchaba con atención, nos gustaba mucho contarnos las anécdotas del día
a día, lamentablemente yo tenía pocas, no hacía mucho en casa y menos aún
desempleado-
Ese papel en el que dibujabas ¿qué era? –le pregunté
curioso-
Pues, te conté que fui con mi papá a una reunión de negocios
la semana pasada, escuché a uno de los socios de papá decir que nuestro
logotipo del restaurante estaba muy anticuado, no daba sensación de modernidad
en ningún sentido, sé que nuestro negocio es más tradicional así que trataba de
dibujar alguna idea en el papel, pero soy muy malo en eso –suspira algo triste-
Bueno, tal vez yo puedo ayudarte, recuerda que en mi ultimo
trabajo lo que estás haciendo es casi lo mismo que yo hacía, solo que en una
computadora –le digo y le pido el papel de su bozeto, el cual me lo quedé, al
terminar de comer junto a Tadayoshi fuimos a pasear por un parque
cercano al restaurante, estuvimos riéndonos de miles de cosas, era un placer
reir con ese chico, realmente su risa contagiaba a reirme aún más hasta el
punto que me doliera el estomago-
Regresé a casa, Tadayoshi regresó a la suya también, no
todas las noches eran de sexo, habían días que descansábamos y partíamos a
nuestras vidas, ese día no pude dormir, así que estuve en la computadora
trabajando en el logo para el restaurante de Ohkura, la inspiración había
vuelto a mí.
Cuando terminé el trabajo llamé a Ohkura a su celular,
quedamos en encontrarnos y pude mostrarle los diferentes diseños que hice, el
estaba muy feliz con mi trabajo, tanto así que dijo que me vistiera muy formal,
ese día iba a conocer a su padre, estaba muy nervioso.
Ese día me bañé como nunca, me perfumé todo lo que pude, me
puse uno de mis trajes formales, esos que uso para buscar trabajo, en un
maletín llevé el trabajo que había hecho para Ohkura y partí a la dirección que
me dio en un papel.
Era un edificio grande, no sabía que la corporación Ohkura
fuera tan grande, era un edifico de 10 pisos, yo debía ir al último piso, a la
oficina del Gerente general, Tadayoshi me estaba esperando en la sala de
espera, al verme salir del ascensor me sonrió como siempre – Hola- me dijo-
Mmm~ que bien hueles, me encanta –me dice y yo me sonrojo como un tomate- has
venido muy guapo hoy, créeme que esta noche la pasaremos bien, me provocas
poniéndote de esta manera, hermoso- me susurra y yo me rió de vergüenza,
Tadayoshi sabía muy bien como ponerme del mejor humor-
Gracias, yo también esperaré con ansias la noche para
untarte chocolate, bello croissant –le digo y estuve a punto de darle un beso
pero noté a la secretaria y me detuve-
Sr. Shibutani, mi padre lo espera en la oficina, por favor
no lo haga esperar mucho –me guiña el ojo luego de hablarme tan formal, pero
¿iría yo solo a esa oficina, estar con el padre de tu novio no es algo muy
cómodo que digamos- mucha suerte mi amor –me susurra al oído y abre la puerta
para que yo entre a la gran oficina del Sr. Ohkura .
La oficina era muy grande, era casi todo mi departamento,
tenia un mini juego de golf en uno de los extremos, en los otros habían grandes
stands con libros, pude leer que la gran mayoría eran libros de cocina de
diferentes países, frente a la gran ventana estaba el escritorio del señor
Ohkura, un escritorio con base de luna grande, se veía muy imponente el señor,
era como si hubiera ingresado a la maquina del tiempo, estaba viendo a
Tadayoshi unos 20 años más tarde, realmente se parecían mucho, yo hice una
reverencia saludándole y el me ofreció la mano, yo respondí muy gustosos y me
invitó a tomar asiento.
Saqué todo lo que había avanzado en la computadora, todo lo
tenía impreso en hojas, las redacciones explicando la composición de mi trabajo
también, el señor Ohkura miraba todo muy cuidadoso, noté que sonreía cada que
le explicaba, parece que le gustaba mi trabajo, estaba muy contento.
Cuando acabé el se despidió de mí muy amablemente- Lo
esperaré mañana Sr. Shibutani, parece que he encontrado lo que estaba buscando-
me dijo con una gran sonrisa, era como la de su hijo, yo respondí también con
una gran sonrisa y salí de la oficina, en la sala de espera me estaba esperando
Tadayoshi, cuando me vió salir se levantó rápidamente a preguntarme que tal me
fue, al principio lo engañé diciéndole que no me fue muy bien, el puso una cara
de tristeza y entramos al ascensor, no me resistí y aprovechando que estábamos solos le dí un beso- Es mentira, me fue muy bien, parece que a tu papá le ha
encantado mi trabajo –le dije y el hizo un leve puchero por el engaño –
No me engañes así Shibutani, recuerda que estás con el hijo
del dueño –me lanza una mirada feroz y una sonrisa malévola, apretó el
botón de pausa del ascensor haciendo que se detenga-
¡Tadayoshi! ¡¿Qué haces?! –le grito asustado-
Va a recompensarme por hacerme preocupar de esa manera Sr.
Shibutani, además por haber venido tan provocador hoy día –me empujó a la pared
del ascensor besándome apasionadamente, no pude resistirme y correspondí a cada
uno de sus besos tocándolo todo, me encantaba sentir su cuerpo, estábamos
encerrados, era un lugar prohibido, todo lo hacia mas excitante y emocionante.
Lo hicimos en el ascensor, era la primera vez que hacia algo
así, no podía creer que la primera vez que voy a ese edificio lo haya bautizado de esa manera, ese ascensor ya tenia marcada mis huellas y la de él,
habían quedado apasionados besos y gemidos registrados en esas cuatro paredes.
Sentí que estaban a punto de abrir el ascensor, ya lo habían “reparado” así que
nos acomodamos lo poco que nos faltaba la ropa y vimos como unas personas con
trajes amarillos, al parecer de primeros auxilios abrían las puertas del
ascensor y nosotros salíamos invictos. Me quería reir pero tuve que aguantarme
la risa, sin embargo cuando estuve fuera del edificio con Tadayoshi nos reimos
hasta mas no poder, ese hombre había devuelto la alegría a mi vida.
No he vuelto a regresar a las fiestas enmascaradas, ya no sé
mucho de Maruyama, Murakami y Yassan, algunas veces suelo ver a Nishikido
camino a mi nuevo trabajo, tomamos la misma ruta, el sigue con su sonrisa
fresca de siempre y parece que anda en nuevas conquistas, lo veo en el brillo
de sus ojos.
Ahora soy el nuevo gerente de imagen de la corporación
Ohkura, mi trabajo gustó tanto que me hicieron gerente en muy poco tiempo. El
señor Ohkura confía mucho en mí, aún no sabe que tengo una relación con su hijo
pero lo quiere tanto que tal vez no le moleste mucho ¿o si?
Pero esa ya sería otra historia, una nueva aventura junto a
mi Croissant gigante y las mil formas en las que hacemos el amor sin que nadie
sospeche nada, en la que nos amamos en cada momento y reímos a carcajadas como
niños cometiendo travesuras.
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